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28 DE AGOSTO DEL 2019
El objeto afilado se desprendió del bote y golpeó a Caleb, de 14 años, hiriendo gravemente su cabeza y dejándolo en grave peligro de muerte.
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La madre de Caleb, Kelly, estaba en las Bahamas con su esposo cuando recibieron la noticia de que su hijo adolescente había sufrido un accidente. "Recuerdo caer de rodillas llorando y gritando. Oré para que Dios no lo dejara morir, porque sabíamos que era un accidente muy grave", dice ella.
El ancla del barco le había atravesado la frente. “Conducíamos rápido y cuando la cuerda se tensó, él se subió al bote, el ancla cayó alojándose casi 3 pulgadas en el lóbulo frontal derecho de Caleb”, recordó el padre de Caleb, Rick, mientras explicaba lo sucedido. Cinco horas después, estaba al lado de la cama del hospital donde Caleb yacía en coma.
Cuando el médico les mostró la resonancia magnética, el canal de la herida donde estaba el ancla en su lóbulo frontal estaba tocando un vaso grande que alimenta todo el lado derecho del cerebro. Cuando todo parecía indicar un suceso de muerte, algo milagroso ocurrió. Caleb viviría para contar las maravillas de Dios.
"No recuerdo haber ido al hospital, pero cuando me desperté cinco días después, mis padres dijeron que tomaron parte de mi cabeza", dice Caleb. Lo que nadie esperaba, ni siquiera los médicos, era que solo diez días después de llegar al hospital, Caleb saliera solo. "Este niño es un milagro andante. Aún no lo puedo creer”, dijo el médico.
Después del primer milagro en la vida de Caleb, la familia del adolescente dice que el segundo se produjo cuando la comunidad se unió para recaudar dinero y cubrir los gastos médicos. Todos sus vecinos sorprendieron a la familia con una recaudación de fondos. La familia recibió un cheque de $ 30,000.
"No hay otra explicación", dijo Caleb. "Fue Dios obrando en mi vida y estoy muy agradecido. Para Él no hay nada imposible”, concluye.
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