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08 DE ENERO DEL 2020
John Hicks Mackenzie, de Estados Unidos, tuvo un accidente automovilístico hace 13 años que lo dejó tetrapléjico, pero que a su vez, lo acercó a Dios. Hoy es pastor de una congregación, y planta iglesias donde quiera que va.
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John creció en una familia cristiana, pero se apartó de Dios cuando era adolescente. Sin embargo, todo cambió después de un accidente automovilístico a los 17 años. "Quedé en estado vegetal, en ese entonces entendí que era por alejarme de Dios. Jamás pensé ser pastor o plantar iglesias, pero en ese instante de mi agonía, renuncié a mi vida para servirle a Dios", recuerda John.
En los primeros años después del accidente, la vida de John estuvo marcada por cirugías y contratiempos, ajustándose a la vida sin el uso de sus cuatro extremidades. Pero después de un tiempo, su discapacidad física le ofreció oportunidades únicas. Ha impartido conferencias en escuelas y universidades, ha compartido su testimonio en varias iglesias, y lleva el mensaje de Salvación a miles de personas.
“Convertirme en tetrapléjico ha afectado mi visión de la vida en el sentido de que estoy agradecido por cada respiración. Cada día es un regalo”, menciona John que también reconoce que su vida no es fácil, pero afirma que ha sido abrumado con optimismo por Dios desde el primer día después del accidente.
Mirando hacia atrás, John ve las necesidades de las personas, ve sus luchas y sus anhelos de esperanza, y solo quiere compartir con ellos las buenas nuevas de Jesús. Desde que tuvo un accidente y lo dejara tetrapléjico hace 13 años, la vida de John Hicks Mackenzie ha sido marcada por la gracia de Dios. Hoy, a la edad de 30 años, John está pastoreando una iglesia en Orange, EE. UU., visita hogares e inaugura congregaciones.
(*) Imagenes referenciales.
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