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30 DE SEPTIEMBRE DEL 2019
Cansada de la vida promiscua de drogas y violencia, Wanda Taylor elevó un clamor al Dios del cielo al recordar su niñez en la iglesia. Cristo rompió sus cadenas para hoy ser testigo de Su poder.
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Desde temprana edad, Wanda Jo Taylor tuvo una inclinación por las prendas masculinas, y el comportamiento masculino de los hombres. Estos rasgos fueron vistos por su madre Opal; sin embargo, no pudo hacer nada. "Sabía que su comportamiento no era el adecuado, pero me decían que cuando ella creciera, yo la detendría", dice su madre.
Pero Wanda Jo no pudo cambiar y abrazó la identidad masculina, teniendo contacto sexual con otras chicas. Pudo mantener este comportamiento en secreto hasta los 18 años. "Comencé a decirle a todo el mundo que yo era homosexual, y viví mi vida como quería", dijo Wanda Jo en un video de CBN News.
Después de la secundaria, Wanda consiguió un buen trabajo como programadora de computadoras y se sumergió en el estilo de vida homosexual. Su madre buscaba la ayuda de Dios. “Oré todo el tiempo, esperando que ella cambiara. Era difícil creer que ella podría tomar otro rumbo en su vida, pero confiaba en las promesas de Dios", dice Opal.
Durante 30 años, Wanda estuvo sumergida en ese mundo, viviendo a merced de una adicción a las drogas. Finalmente, Wanda recordó algo que aprendió cuando era pequeña y asistía a la iglesia, en la Escuela Dominical; un lugar donde entendió que pase lo que pase, siempre podía invocar a Dios.
"Estaba destruida y cansada de casi todo, entonces, me fui a casa, me arrodillé e imploré a Dios misericordia, y le dije: ¡Jesús, ayúdame! Y lo hizo en un abrir y cerrar de ojos, yo ya no era la misma”, testifica Wanda Jo, quien dice que su deseo por consumir cocaína desapareció por completo en esa misma hora.
Liberada por lo que Dios hizo en su vida, hoy va compartiendo la verdad y el amor de Dios con las personas que conoce en Dallas, Texas, Estados Unidos. “Yo no entendía, estaba totalmente en la oscuridad hasta que imploré el nombre de Jesús y me mostró la luz de la verdad. ¡Qué gran milagro el saber que Dios tiene poder para transformar al más vil pecador!”, concluye Wanda.
(*) Imagen de portada referencial.
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